Para Gema:
Mirando te quedaste, ojitos verdes,
cómo se hundía tu barco en el mar.
Alargando tu mano a los peces,
tus pies enterrados en sal.
Viniste de lejos a ver mi deriva;
riendo saltabas y cantabas
y lavaste mi cara de lagrimas
en las olas de una playa escondida.
Juntos corrimos por la arena
entre cangrejos y gaviotas,
secando al sol nuestra pena.
Sueños tristes, alas rotas
y lamentos de sirenas
se estrellan contra las rocas
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